Emprendedores: cómo pasar de las palabras al negocio en marcha
Cada vez que se encontraban, Yamila y Marina hablaban de armar su propia marca de ropa, hasta que decidieron “no morir sin intentarlo».
“Hacía mucho que pensábamos hacer algo juntas. Era durante esas típicas charlas de mate que después quedan en la nada misma, el típico cri cri cri…”, rememora entre risas Yamila Monti cuando recuerda las primeras veces que junto a su amiga Marina Tejera soñaban con la posibilidad de comenzar un proyecto juntas.
Pese a que pertenecían a dos mundos distintos, Yamila como relacionista pública y Marina como diseñadora, algo más que una amistad las unía y eso era el gusto por la moda.
En diálogo con Cronista.com, Yamila recuerda que después de tantas charlas, de imaginar proyectos y tirar ideas un día decidieron no quedarse con las ganas y con una hoja en blanco y una birome comenzaron a darle forma al proyecto.
“No quería llegar a los 50 años y decir ‘nunca me animé a hacer lo que quería». Entonces pensé: «Si nos va mal, nos va mal, lo dejaré de anécdota. Si me va bien, vamos a pelearla’”, cuenta.
Desde ese momento Yamila y Marina pasaron a ser algo más que amigas, ahora eran socias y además de mates compartían un proyecto, compartían ideas y también miedos por el no saber cómo iban a hacer lo que querían hacer.
Sin embargo, eso no las detuvo: “Agarramos una hoja y empezamos. Dijimos, bueno… qué nombre, y le pusimos Love&Roll porque nosotras venimos de dos mundos distintos. Una es un poco Love y la otra más Roll. Después seguimos anotando en la lista de cosas qué pensábamos vender, qué prendas íbamos a hacer y definimos que serían unas 50”.
Emprender y aprender
Las ganas estaban, el impulso lo habían tomado. Era momento de aprender sobre la marcha, de poner la teoría con la que contaban en la práctica. Y así hicieron camino al andar. Aprendieron a coser botones con la ayuda de madres y abuelas duchas en el tema. Recorrieron de punta a punta el Once y Flores para encontrar las telas. Aceptaron consejos de empleados de negocios, de amigos y de todos aquellos que sumaran al proyecto. Hicieron de lado a los agoreros y a todo aquel que les sembrara la duda del «¿seguro van a poder?».
Pero en esta historia nada fue tan fácil como soplar y hacer botellas. Hubo que buscar planchadoras, ojaladores y a la vez hacerles entender que ellas no querían lo mismo que todos. Que buscaban hacer algo diferente. “Nosotras teníamos que hacerles comprender nuestra onda súper loca, desfachatada, hippie, distinta”, agrega.
“Nuestra ropa es para mujeres que quieren estar distintas, no uniformadas, Yo sería el Roll porque amo más los colores oscuros, nada estridente, y Marina sería el Love porque es más naif”, analiza.
Hijas de la era de la tecnología, pensaron en vender sus productos desde la web. Ambas habían tenido experiencias en la atención de locales al público y no se les cruzaba la idea de contar con un punto de venta a la calle.
A la par que pensaban en sacar de la cocina la colección empezaron a diseñar la imagen de su web “porque ese era nuestro local, esa web iba a mostrar lo que éramos. Por eso reparamos mucho en los detalles”.
Con la primera colección en la web, llegaron los contactos de locales multimarcas que realizaron pedidos mayoristas. Eso les permitió llegar a puntos del país impensados. Las redes sociales como Facebook y Twitter también le permitieron hacerse conocidas más rápido de lo que pensaban.
“Facebook es el boca en boca moderno. Es tan viral que puede terminar viéndote alguien que nunca habías imaginado”, dice Yamila y cuenta como ejemplo que una revista les propuso hacer fotos con sus prendas. La modelo elegida fue la ascendente Luli Fernández.
“Lo loco es que ella subió la foto a Twitter con nuestra ropa todos empezaron a preguntar de dónde eran las prendas ella respondió y sus 30.000 seguidores se enteraron de nuestra existencia sin haberlo generado nosotras”, cuenta a modo de ejemplo del poder de la tecnología.
Sin embargo, reconocen que todavía al argentino tiene una relación de desconfianza con el e-commerce.
“Yo sé que la gente se pregunta ‘Uh… estas pibas de Love&Roll quién las conoce’. Por eso nos asociamos con Dinero Mail que tienen todo un nombre en compras y nos da el respaldo que necesitamos”, reconoce.
Se va la segunda
Hace solo unos días llegó a la web la segunda colección con el lema ‘Luxury Night’. Y mientras Marina se encarga de hacer la prensa o recibir propuestas como la de vestir a famosas para algunos programas de televisión, Marina ya piensa en el verano que parece hoy tan lejano.
Quieren crecer. Pero no están apuradas. Van a paso firme. No las desvela exportar o abrir locales en los shoppings. Hace solo seis meses de aquella mateada que terminó de dar forma al proyecto. Un proyecto que es mucho más que aquello que imaginaron cuando escribieron ‘Love &Roll’ al tope de una hoja en blanco.
Fuente: Cronista.com