El emprender que nace y se hace…
Emprendedor ¿se nace o se hace? Esta pregunta es como el Barcelona vs. Real Madrid del ecosistema emprendedor. Están los convencidos dela primera opción, los fanáticos de la segunda y unos cuantos que sostienen una posición intermedia.
Personalmente soy de estos últimos. No tengo duda que todos nacemos emprendedores, sin embargo es una capacidad que debe ejercitarse y fortalecerse todo el tiempo sino se atrofia y se marchita. De hecho, ¿pensaste cuantas cosas de las que hacemos mecánicamente son pequeños emprendimientos cotidianos?
Ir a trabajar o estudiar cuando tenemos ganas de seguir durmiendo, por ejemplo o viceversa es un emprendimiento aunque no te parezca. Supongamos que decidís quedarte durmiendo un rato más. Este hecho parece pequeño y hasta banal pero tiene los componentes de un emprendimiento: Tomaste una decisión, asumís riesgos y te haces cargo de las consecuencias. Decidir, arriesgar y resultados son tres elementos propios de cualquier negocio.
Leer Emprendedores.News también es un emprendimiento. Vos elegiste estar leyéndonos en este momento. Tal vez en este preciso instante pudieras estar cerrando o generando algún negocio y sin embargo, tomaste el riesgo de leernos.
En la década que llevo haciendo periodismo focalizado en entrepreneurship conocí decenas de emprendedores exitosos. Ninguno de ellos “la pegó” de entrada, todos acumulan varios fracasos previos y todos siguen generando negocios. Es decir que emprender está en su naturaleza.
Tal vez, este cuento sea uno de los que mejor reflejen la importancia de respetar la naturaleza de las cosas:
“Un maestro oriental vio que un alacrán se estaba ahogando y corrió decidido a sacarlo del agua, pero cuando lo hizo, el alacrán lo picó. Por la reacción al dolor, el maestro lo soltó, y el animal cayó al rio.
De nuevo estaba ahogándose y el maestro intentó sacarlo por segunda vez, pero otra vez el alacrán lo picó. El maestro, dolorido, sacudió su mano y el animal cayó de nuevo al agua.
Por tercera vez, el alacrán se estaba ahogando y el maestro hacía intentos desesperados por salvarlo. Alguien que había observado todo, se acercó y le dijo:
– Perdone, pero usted es muy terco ¿No entiende que cada vez que intente sacarlo del agua, el alacrán lo picará? ¿Por qué insiste tanto en salvarlo?
El maestro respondió:
– Porque su naturaleza que es picar, no va a cambiar la mía, que es ayudar.
Y entonces, valiéndose de una rama, el maestro sacó al alacrán del agua y le salvó la vida”.
Marcelo Berenstein
Fuente: Emprendedoresnews.com