Un «fantasma muy temido» asusta a la industria nacional y se convierte en una gran amenaza para la economía argentina

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La fabricación de autos es, sin dudas, el «motorcito» del crecimiento del país. Empujado por Brasil, que compra la mitad de lo que se produce. Pero lo que sucedió hasta ahora puede cambiar radicalmente de cara a un futuro cercano. La explicación y los detalles, en esta investigación

Por Juan Diego WasilevskyMailiProfesional.com

Un "fantasma muy temido" asusta a la industria nacional y se convierte en una gran amenaza para la economía argentina

El último año, el déficit comercial de la Argentina con Brasil, su mayor socio comercial, se disparó y alcanzó una cifra récord del orden de los u$s4.550 millones, lo que implicó un alza del 36% respecto al nivel de 2010.

Y este enorme rojo se gestó a pesar del «súper real» y del «corralito» impuesto por Guillermo Moreno, que desde hace meses viene castigando a los productos de origen brasileño.

Lo que sucede, según el análisis de los expertos, es que la Argentina en las últimas décadasno paró de perder terreno en importantes negocios que mantenía con su principal socio comercial.

Y esto obedeció un poco a deficiencias propias, como así también a virtudes ajenas.

«Hay una gran cantidad de productos que antes Brasil demandaba con fuerza desde la Argentina, pero que ya casi no le compra», sintetizó Raúl Ochoa, ex subsecretario de Comercio Internacional.

Por citar algunos casos, esto fue precisamente lo que sucedió con la carne: el creciente potencial de la ganadería brasileña y el lento ocaso del «bife argentino» derivaron en que se perdiera un negocio de exportación que, décadas atrás, era fundamental para la actividad.

Así, mientras que en los años `80 Brasil llegó a adquirir cerca del 30% de toda la carne argentina, en la actualidad los envíos a ese mercado son operaciones casi marginales que representan poco más del 5% del total.

Desde la consultora Agritrend señalaron también que Brasil era un importador tradicional de maíz con sello argentino. 

Sin embargo, en los últimos años no sólo logró autoabastecerse sino que también en algunas campañas obtuvo un saldo exportable tal que se llegó a transformar en el segundo mayor proveedor a nivel mundial, desplazando a la Argentina.

En el caso de los combustibles, sucedió algo similar: a medida que el país perdió su autoabastecimiento energético, resignó exportaciones al mercado brasileño, que en los últimos años se erigió como flamante potencia petrolera. 

Pero, por encima de estos datos que causan preocupación, hay uno que se presenta como el «peor de todos los riesgos«. Es más, muchos expertos señalan que la llegada del «miedo más temido» es una cuestión de tiempo.

A diferencia de los casos anteriores, no está relacionado con las commodities -para las cuales se abren mercados alternativos casi de manera automática-, sino con una rama de actividad mucho más sensible y especialmente crítica para la industria local: laproducción de vehículos 0 Km. 

No es para menos: el año pasado este sector alcanzó una nueva marca histórica y pasó a explicar la mitad del crecimiento del «Made in Argentina». Y Brasil fue una de las «llaves» de este boom, dado que adquirió el 50% de los autos producidos con sello nacional.

El problema radica en que, durante los últimos meses, mientras que la administración kirchnerista se enfrentó con las compañías del sector para que redujeran sus importaciones -al tiempo que les exigió que salieran a exportar desde autopartes hasta agua mineral y alimento para animales- en Brasil se registró una catarata de anuncios de inversión sin precedentes. 

Esto último, según los analistas consultados, ha sido producto de lasdistintas restricciones que la Argentina fue imponiendo en el sector, que van desdeobligaciones de exportar para poder importar, pasando por limitaciones al giro de dividendos y, algo que muchos expertos no se cansan de advertir, que son los constantes cambios en las reglas de juego.

Esto, en definitiva, ha traído consecuencias y modificaciones en los planes de negociosprovenientes de las propias casas matrices. Tal es así que ahora las diferencias en las estrategias planteadas para uno y otro país resultan más que notorias.

En concreto:

• Argentina: según datos difundidos por el Gobierno, las automotrices y las empresas autopartistas tienen confirmadas inversiones por unos u$s2.700 millones.

• Brasil: según proyecciones de Anfavea -la cámara que nuclea a terminales de ese país-, en el sector se planea desembolsar una cifra superior a los u$s22.000 millones en los próximos años.

A continuación, la «radiografía» que pone de manifiesto los grandes desembolsos por parte de las compañías en el país vecino:

 

 


En este contexto, el economista Tomás Bulat alertó que «es clave observar lo que sucede con las inversiones en el país vecino. Empresas automotrices como Honda, Nissan, Toyota y Fiat, entre muchas otras, están invirtiendo miles de millones de dólares para abrir nuevas plantas y aumentar su producción».

Según el experto, «esto va a generar que, en poco tiempo, la oferta de autos brasileños crezca enormemente y ahí hay riesgos de que perdamos una gran participación en ese mercado, que es el más importante para la industria argentina».

En la misma línea, Maximiliano Scarlan, economista de la consultora Abeceb, sostuvo que «a Brasil están llegando empresas de todos los orígenes. El riesgo para la Argentina es queva haber más competencia, más jugadores y más oferta de vehículos brasileños«.

 

Y más competencia, según Bulat, puede significar de cara al futuro «menos exportaciones a Brasil» y hacia el resto de los mercados regionales. 

Estas son malas noticias para el «Made in Argentina» y para el Gobierno. Primero, porque un menor dinamismo de este sector impactará seriamente en el ritmo de actividad.

Segundo, porque -según Bulat- «si se desacelera la exportación pero las ventas en el mercado interno se mantienen firmes, la alta dependencia de autopartes importadas hará quese profundice el problema de la falta de dólares». 

Una catarata de desembolsos
Según alertó Ochoa, «las diferencias entre Brasil y la Argentina se hacen cada vez más notables. El país vecino, que ya mueve más de 3,5 millones de autos por año, se está consolidando como el gran polo de la industria automotriz de toda Sudamérica«.

«Los anuncios son por varios cientos y hasta miles de millones de dólares. Además, son inversiones genuinas. No van a limitarse a ensamblar. Se instalan para fabricar en el país vecino», recalcó el experto.

En esta «pulseada» entre la Argentina y Brasil por captar los mayores proyectos de inversión, algunos ejemplos sirven para mostrar las dos caras de la moneda:

• Chery: en el marco de las exigencias por equilibrar su balanza de divisas, los representantes de la compañía en la Argentina -grupo SOCMA-, se vieron obligados a exportar desde tubos de GNC hasta frutas exóticas -como granadas- para poder ingresar vehículos.

En Brasil, en cambio, la marca está levantando una planta con el objetivo de llegar a producir, en 2013, cerca de 150.000 unidades, previo desembolso de u$s380 millones.

• Nissan: desde la Argentina está vendiendo al mundo harina de soja y biodiesel, al tiempo que se comprometió a realizar un aporte de capital de u$s30 millones para continuar importando, según se informó poco antes de que el grupo encabezado por el empresario Manuel Antelo pasara a tener la representación de la marca.

¿Qué hará en Brasil? Anunció que desembolsará una cifra casi 50 veces superior: exactamente u$s1.400 millones para construir una nueva planta, contratar a 2.000 empleados y fabricar unos 200.000 vehículos en los próximos años

• Mitsubishi: en el mercado doméstico se comprometió a exportar alimento balanceado, maní y agua mineral.

Los planes para Brasil son un tanto diferentes: a mediados del año pasado informó queinvertirá cerca de u$s550 millones para ampliar la terminal que posee y elevar así la producción de 180 autos a 300 por día.

Estos casos son apenas la punta del iceberg de una fuerte avanzada de capitales de origen asiático y europeo que buscan hacer pie en Brasil para, desde allí, abastecer a toda la región, incluida la Argentina.

En este contexto, los anuncios más importantes corrieron por cuenta de Volkswagen.

La casa alemana anunció que desembolsará la friolera de 4.350 millones de dólares hasta 2016 para ampliar su capacidad y lanzar nuevos modelos.

Fiat tampoco se quedó atrás: en tierras de Dilma Rousseff se comprometió a invertir u$s2.500 millones para levantar una planta «gigante» en Pernambuco. La misma comenzará a funcionar en 2014 y producirá hasta un cuarto de millón de vehículos.

En tanto que Ford está llevando adelante un plan de inversiones que se extenderá hasta el 2015 y que contempla un desembolso de cerca de u$s1.500 millones para ampliar la capacidad de una de sus plantas y alcanzar una producción de 300.000 unidades anuales.

El fantasma también viene de China
Uno de los puntos que más preocupa a los expertos de esta «explosión» de inversiones en Brasil es la avanzada de empresas provenientes del gigante asiático.

«Las automotrices chinas ya no son sinónimo de copia. Tienen capacidad propia de desarrollo y ahora están interesadas en capitalizar el crecimiento del mercado latinoamericano», explicó Scarlan.

El experto alertó que «si bien estas compañías se especializan en fabricar autos muy económicos y de baja cilindrada, de a poco están apostando a gamas medianas y a precios accesibles, lo cual podría incidir negativamente sobre las exportaciones argentinas hacia Brasil».

Un elemento clave que ayudó a acelerar la radicación de nuevas empresas fue la decisión del gobierno de Dilma Rousseff de subir los impuestos a los vehículos importados con unatasa del 30%, forzando así a las empresas a invertir y fabricar en territorio brasileño.

Tal como se mencionó, la avanzada china la lidera Chery, que ya puso la piedra fundamental de su planta en Brasil, donde producirá dos modelos: el Fulwin 2 y el S18, que se pueden observar a continuación:

 


También se suma el desembarco de la automotriz JAC, que desembolsará u$s490 millonespara producir, hacia el año 2014, unas 100.000 unidades en el Estado de Bahía.

Por otra parte, la compañía Lifan acaba de anunciar la conformación de una alianza con el Grupo Effa, para producir en ese país una cifra similar.

La empresa apuntará a casi todos los frentes: fabricará un compacto, una SUV, un utilitario y una pick-up, tal como se puede ver en la siguiente imagen:

 

 

Además, recientemente los directivos de la otra gran empresa automotriz china, Great Wall, dejaron entrever que están interesados en abrir una planta en suelo brasileño.

La presión oficial, un arma de doble filo
Al observar los «fríos números», para los expertos, quedó claro que el plan del «1 a 1» impulsado por el Gobierno no redundó en el desembarco de nuevas terminales y marcas en territorio local, así como tampoco derivó en grandes anuncios de inversión.

Cabe recordar que bajo el sistema del «1 a 1», todas las empresas del sector tuvieron que comprometerse a compensar cada dólar destinado a la importación de repuestos y vehículos terminados con exportaciones por el mismo valor.

Así, mientras que algunas marcas se vieron beneficiadas por estar bajo el paraguas de grandes grupos (caso Audi con Volkswagen), otras directamente no tuvieron más remedio que arremangarse y buscar la manera de generar negocios en el exterior para poder seguir operando.

Sin embargo, muchas de esas automotrices que debieron «agarrar la valijita» -y salir a vender soja, alimento para animales o revestimientos de interiores con tal de que les liberen los 0 km acumulados en la Aduana Argentina-, son las mismas que, como contrapartida, optaron por realizar multimillonarios desembolsos en Brasil para ampliar sus fábricas o levantar, por primera vez, plantas industriales en ese país.

En otras palabras: a pesar de las presiones de la administración K para que estas compañías inviertan en la Argentina, los grandes anuncios desde 2011 a esta parte quedaron reservados para el gigante sudamericano.

En este contexto, el CEO de una automotriz de capitales europeos, que pidió estricto off the record, aseguró que «el mercado argentino es tentador para las automotrices, pero las reglas de juego no son claras y esto no es positivo para las casas matrices a la hora de definir proyectos de envergadura».

El directivo recalcó que «los problemas para ingresar piezas fundamentales para todo proceso productivo, la obligación de tener que compensar el 100% de las importaciones y hasta la imposibilidad de girar divisas al exterior durante los próximos 24 meses son elementos que hacen poco atractiva a la Argentina».

En la misma línea, Marcos Ferrario, analista de Abeceb, aseguró que «cuando una empresa se decide a levantar su primera fábrica en Sudamérica y elige a Brasil, analiza numerosas variables, pero nunca va a cambiar de destino por imposiciones coyunturales, como la de tener que compensar los dólares de importación».

En la misma línea, Ochoa sostuvo que «hay empresas chinas, japonesas y coreanas que por primera vez desembarcan en Sudamérica para levantar una planta y todas lo están haciendo en Brasil«.

«Por eso, todas estas decisiones pueden jugar a favor de la balanza comercial pero en el corto plazo. Sin embargo, mientras los grandes números queden para el país vecino, las diferencias se seguirán ampliando», disparó el experto.

Fuente: http://comex.iprofesional.com/notas/130499-Un-fantasma-muy-temido-asusta-a-la-industria-nacional-y-se-convierte-en-una-gran-amenaza-para-la-economia-argentina

 

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